Foto del Ministerio de las culturas, las artes y los saberes. Tomado de Eluniversal.com.co y del ensayo En las tablas: crónicas de teatreros de la ciudad de Cartagena de Alicia Mercedes Mercado Pájaro y Yesselis Paola Barrios Pineda
Alberto Llerena Marín, uno de los artistas emblemáticos del arte dramático en Cartagena y el Caribe, falleció en la tarde del 2 de noviembre de 2023. Nació el 14 de noviembre de 1944. Su vida estuvo consagrada a la creación de obras dramáticas, la dirección y actuación, y también a la docencia. Fue durante años gestor del espacio teatral La polilla, fundado en 1980, en la primera cámara de la Plaza de Las Bóvedas en Cartagena. Allí dirigió innumerables obras de teatro y títeres.
Inició sus estudios en el Liceo de Bolívar y siguió con la música con Inés Plaffelisabetyh Monstchau y Adolfo Mejía. Estudió con Juan de Peñalver y se tituló como maestro en artes escénicas de la Escuela Superior de Bellas Artes.
Fue a Medellín a estudiar Sociología en la Universidad de Antioquia, y terminó creando el grupo El Taller de esa universidad, en 1968. Reconocido titiritero de la región Caribe, fundó el Teatro de la Escuela de la Universidad de Eafit en Medellín y del TEUC (Teatro Estudio Universidad de Cartagena) en 1975.
Su pasión por las artes escénicas empezó desde niño descubriendo el teatro griego, inglés, la comedia francesa, todo Shakespeare, García Lorca, Ibsen, Moliere, lo básico, y el teatro cartagenero de Régulo Ahumada, Judith Porto, Jaime Díaz Quintero, Alberto Sierra, Luis Enrique Pachón, entre otros. Alberto Llerena tenía la nostalgia de quien ha visto la ciudad dentro y fuera de los palcos del antiguo Teatro Heredia, hoy Adolfo Mejía.
“Desde mis nueve años vi pasar la vida de esta ciudad en ese teatro”, reveló en una entrevista. “Me gusta ver desde muy arriba todo lo que pasa en escena. Desde la platea no vemos a los actores de cuerpo entero”.
Desde que era un estudiante del Liceo de Bolívar, Alberto ya estaba poseído por el teatro. Su profesor de química Guillermo Puente descubrió que su alumno no estaba leyendo química sino una obra de teatro, oculta en los papeles de la clase.
En 1988, Alberto Llerena Marín, junto con otros teatristas, logran reabrir el programa de teatro de la, en aquel momento, Escuela de Bellas Artes de Cartagena, del cual Llerena fue director hasta 1992. En el año 2000, acompañó la creación de la Asociación de Teatro de Cartagena y la fundación de la Sala de Teatro Reculá del Ovejo, su sala de teatro, en la primera bóveda del Baluarte de San Lucas, uno de los tres espacios teatreros oficiales concertados de la ciudad.
“Como dramaturgo tiene una creación rica, inagotable, llena de metáforas, llena de atmósferas alucinantes, un mundo lleno de nubosidad, de enigmas envolventes, de universos totalmente maleables” comenta Jhonny Carrillo, amigo del maestro Llerena.
Autor del libro Teatro, publicado en 2014, por el Fondo Editorial de Unibac que reúne en 137 páginas, seis de sus obras dramáticas: Pesadilla para un desván cualquiera, La carcajada del diablo, La visita, Malena de noche, Casa de muertos y Un extraño cadáver color malva, obras que pueden figurar por su calidad, en una antología del teatro colombiano.