Foto de Víctor Torres
Maestra en Artes Escénicas. Guionista, actriz de voz y marionetista de Río y el Radio Laboratorio (2020-2023) contenido audiovisual de la Radio Nacional de Colombia. Directora y dramaturga de Andrea o Números 35:16-21, Supernova, Eloísa o El vómito de dios. Dirigió la ópera metal Golgotha (2019-2023), el I Encuentro de Investigaciones: el podcast y las artes escénicas (2021) y el II Encuentro de Investigaciones: Teatralidades expandidas (2023). Dramaturga de las obras El evangelio según Leonié (Premio distrital de dramaturgia, 2022), The penguin club (2022) llevada a escena por El Clan Films, Dios, la parricida (2021) publicada en el último tomo de Antología de Teatro Breve Colombiano, Los Oídos de Elsinor (2020) llevada a escena por el Colectivo Aturdimiento, entre otras.
La grieta que hierve en Islandia, la ceniza, Netanyahu, el polvo, la muerte que nos anda despeinando a todos, el sol en Bogotá, el infanticidio, la lepra de la indiferencia y la justificación, solo pueden ser señales del adjetivo que nos mira, nos seduce y nos invita a habitarlo a gritos: lo apocalíptico. Palabra preciosa, erótica, con una p y una t casi en simbiosis, musical, ambiciosa y delirante.
El fin (así lo deseo) nos respira en la nuca, Marce. Nos lleva al replanteo constante, al deleite del instante, del segundo, al miedo venidero… es decir, básicamente el fin nos lleva el teatro… básicamente la muerte nos lleva al teatro.
La muerte (o la necesidad de encontrar la vida, mejor dicho) me llevó a:
La noche / Teatro de la Calle Treinta y el Taller 406 / Escrita por Sirley Martínez y dirigida por Yoshy Velasco
¿Cómo algo tan feo puede ser tan bello? La estética, la apología a la fealdad, la necesidad de ser el feo que mira a lo ojos a otro feo. Deseo de ser la luz que evidencia la mancha, la cicatriz, el ojo desviado, la irregularidad. Una pieza erótica, disfuncional y discapacitada para ver aquello que no esté dentro de los lineamientos de la deformidad.
Esquina Berlín / Dirección de Sebastián Illera
No se puede ser Shakespeare, no se puede ser Joyce y eso lo sabía bien Lou Reed. El amor es hostil, perverso, el amor es y no es al tiempo. Las escenas que transcurren por el álbum Berlin (1973) son un concierto actuado, canciones por y para el desamor, el sexo, la locura. Solo se puede ver/ser esa obra llorando en un día perfecto.
Este trabajo se despidió (para mi tristeza) este año… celebro su adiós digno y nostálgico.
Yuma / Teatro Vargastejada y Casa Fu / Escrita por Camilo Sastre y dirigida por Camilo Ramírez
El río Magdalena somos los ojos que estamos allí, somos testigos de la voz del agua, de la desaparición de un pueblo entero, de la violencia con la que habla el caudal, somos testigos también de la poesía, de la utopía que es el progreso y prestamos los ojos (caudalosos también) para la soledad.
Amo y criado / Teatro Libre / Dirección de Eduardo Vasco
Encontrarse riendo (a flor del llanto) con las palabras dichas en verso del Siglo de oro, es una fortuna… bendita fortuna. Escuchar la palabra ausente en nuestro diccionario (cada vez más corto) y aún así entenderla y disfrutarla, solo demuestra que el lenguaje es otra cosa que no sabemos que es, pero que el actor sí sabe o, al menos, intuye. La palabra (y su musicalidad) provoca, seduce, nos saca la lengua y juega con ella.
Cuando sea grande quiero hablar en verso, amenazar, coquetear y defender con su sutileza y sagacidad.
2 confesiones 2 (Tríptico del desasosiego: por una poética del duelo) / Polymnia Teatro / Dirección de Dubián Gallego.
Soy una pelota que lanzo al hígado y al corazón de Dubián. Él me lo pide, nos lo pide. Lo agredo, no me doy cuenta, me parece un juego, él es el juego, el (des)amor es el juego… y la pelota a la vez. Unos zapatos bailan, caminan a pie el camino del duelo, quiero entregar mis zapatos también. Prometo no pintar mandalas cuando esté entusada.
Pastelazo a la Monalisa / Espectro Doméstico / Dirección de Daniel Medina
El fin. Nuestro fin es esa obra. De repente quiero ser Daniel, viajar en el tiempo, conocer a mis padres y evitar el accidente que es mi vida. O simplemente, viajar en el tiempo y perderme en algún no-lugar cuántico, espeso y antimatérico. Una obra que conflictúa con la vida, la propia; nos tritura la noción de familia, de juventud, de sueños y sacrificio.
Operación Cazafantasmas / Changua Teatro / Dirección de Piafante Nefelibata
Nos jodieron cuando nos dijeron que se nos metían a los conjuntos. Nos vieron como ratas de laboratorio, manipulables, imbéciles y ciegas. Esta pieza es la saliva seca de alguien que nos escupió el rostro, se rió de nosotros y nos metió el dedo en el culo. Esta obra es la carcajada de Piafante, su risa ambiciosa, llenadora de espacios. Es él mismo diciendo: Churin churin fun flais… es el leitmotiv de la obra… y su epitafio.
Y aquí ya me puse sentimental, me puse sentimental porque es el final, por supuesto. Porque hay que ponerse sentimental en todos los finales, por supuesto.
Solo quiero cerrar los ojos y preguntarle: «Maestro Piafante Nefelibata, ¿cómo actúa en el teatro ese maniqueísmo recalcitrante, revestido de arte, que, gracias a la tiranía del mutuo elogio y el éxito de la inmediatez, atiza la medianía de este vulgo?»[1] preguntarle eso y… esperar… esperar un par de segundos… y ya… aplaudir, aplaudir de pie, aplaudir sin más frente al silencio,
su silencio.
[1] Texto de la obra Operación Cazafantasmas
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