El FITB, una gran fiesta: Daniel Álvarez

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Daniel Álvarez, hijo de la fundadora del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, Fanny Mikey, es hoy uno de los responsables no sólo de una gran tarea de gestión que significa esta importante fiesta teatral, si no también es junto con su más cercano equipo, el alma y fuego de este  evento que en su versión número catorce, cumple 26 años de existencia.

Álvarez, testigo vivo de toda la historia de este festival y de aquella primera vez en la que su mamá emprendió esta apoteósica tarea, hoy mira al FITB, como un evento que ha evolucionado, ha crecido y se ha expandido, pero que contiene esa esencia impregnada por su fundadora de ser un acto incluyente, en donde el público y los artistas se mezclan, confrontándose a sí mismos, a través del lenguaje del teatro.

Daniel Álvarez Mikey director ejecutivo de la Fundación Teatro Nacional e integrante de la Junta directiva del FITB, trabaja de forma continua en pos de mantener y fortalecer el festival, repensando nuevos esquemas para seguir vigentes y sostenibles. También colabora en la parte artística, asistiendo a varios de los festivales de teatro en el mundo, para acercarse a las nuevas propuestas de la escena internacional y a sus artistas, con el objetivo de gestionar el que estos espectáculos se presenten en Bogotá como parte de la oferta que el festival propone a los capitalinos y a sus visitantes. En sus manos está parte de la responsabilidad de traer el mejor teatro contemporáneo del mundo, aquel de miradas novedosas y actuales de la escena, que convierten al Festival, en una ventana para reconocer lo que el mundo hoy pone sobre las tablas.

Este viaje por diferentes eventos teatrales alrededor del mundo, le ha permitido a Daniel Álvarez durante estos últimos años, entender de manera más clara la importancia de este evento para la ciudad y el país, impulsándolo a fortalecer los lazos que el FITB tiene con el público de la capital. Todo un trabajo que a la fecha se traduce en la consolidación de este evento como propio del público, que no sólo lo aclama si no lo reclama, convirtiéndolo en lo que Fanny Mikey quiso: Un festival en donde el público, cada vez más exigente, se siente parte de él, lo siente como suyo y lo ayuda a convertirlo en lo que verdaderamente es ¡Una gran fiesta!

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