Un adiós a Henry Morales

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El pasado 5 de febrero de 2024, Henry Morales Estrada, narrador oral de la escena bogotana, falleció. Hoy queda en su público recuerdos de momentos emocionantes que desde la escena nos compartió.

Henry Morales fue un narrador netamente urbano. Cuentero del terror y del realismo sucio colombiano. Su estilo se pulió a través de rosar el asfalto y de llevar sus historias a los lugares más recónditos del país. Sus relatos ácidos se adhirieron a los huesos de un público que siempre fue cómplice (como lo es alguien de una picardía). Para muchos el narrador de la ira. Fue un artista que contó su tiempo, que con cinismo puso el dedo en la llaga de las podredumbres del país, que otros querían esconder o no querían ver, pero que, en su voz, nadie podía dejar de escuchar.

Uno de los precursores de la narración oral en Colombia, cuentero desde 1992. Hizo parte del colectivo Fábrica de Sueños de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas y luego, en 1993, hizo un dueto, Arte-Facto, con César Cárdenas con quien inicia una exploración sobre la temática —la ira, el horror y lo urbano— de lo que se convertiría en el inicio de su estilo estético. De allí nacen dos de sus obras más representativas: La Caja Fuerte Marca York, ganadora en 2016 del VII Premio Distrital de Narración Oral a Narrador de Amplia trayectoria, y Las Delicias de Onán. Luego vinieron otras tantas como Cuentos de Niños para Adultos, Cuentos de Horrores y Terrores, El Regreso, El Cementerio de Las Ratas, Cuentos de Amores Locos, Muy, Muy, Muy Locos; y su última obra, una trilogía, La Necropsia del Cuerpo H-Urbano, compuesta por La Nochecita, Trencitas Rubias y Henry, un Amigo que te Quiere Bien, en la que experimentó y consolidó su propuesta estética de narración oral cinematográfica.

Toda su obra tuvo un hilo conductor en la que él siempre fue uno de sus personajes: el hijo de políticos, que por su posición podía hacer lo que le viniera en gana, experimentar cualquier tipo de excesos, vivir del erario público y salir incólume siendo un vividor, gracias a su abolengo. Una aguda y constante crítica social al sistema de nuestro país. Un exponente emblemático de la autoficción, a quien, con su voz cínica y aguardientosa, era difícil trazarle un límite claro entre el fruto de su imaginación y lo realmente acontecido. De cualquier forma, todo lo que mostraba en escena era vívido y visceral. Siempre fue un convencido de que el arte —y sobre todo, su arte— necesitaba conmover, remover y despertar; en épocas en las que el entretenimiento solo busca adormecer y apaciguar.

Henry Morales participó, entre muchos otros, en festivales y temporadas tan importantes como el Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, el Festival Iberoamericano de Cuenteros Abrapalabra, el Quiero Cuento, el A que te cuento, el Akuentajui, el Purapalabra, Las 11 y una Noches, el Mundo Palabra y el Esto es Puro Cuento de la Casa del Teatro Nacional. Representó al país en giras por Argentina, Chile y Venezuela. Fue uno de los coordinadores de La Perola, uno de los espacios más representativos de narración oral del país, uno de los creadores del Grupo Bardos: Contadores de Historias de la Universidad Nacional de Colombia, encargado del fomento de la cuentería, creador del Taller Permanente de Investigación Narrativa, enfocado en la exploración de neolenguajes y de la comunicación oral y escrita desde el fomento de la creatividad y la sensibilidad; y el proponente de la narración oral cinematográfica en la que exploró herramientas del cine adaptadas a la narración oral de historias, con el propósito de que el público viera lo que él contaba, como quien asiste a una película.

Sin duda, Henry Morales Estrada es uno de los grandes representantes de las artes escénicas bogotanas que, con su partida, ha dejado en luto a toda la ciudad que tanto amó y que siempre contó.

Por Elkin Morales, amigo y alumno.

4 Responses to Un adiós a Henry Morales

  1. César Duarte dice:

    Descansa en paz Henry.

  2. David Muñoz dice:

    Henry mi hermano, un guía, un maestro, aún recuerdo la primera vez que te oí en persona, desde ese día empecé a ir los viernes a la universidad, así no tuviera clase solo por poderte por.
    Aún recuerdo la primer vez que hable contigo; tu carisma, tu forma de ser y hablarme, me hiciste parte de tu visión, y me déjate con ansias de más. De aprender y trasmitir magia, magia que me hiciste sentir, magia que yo tenía ver.
    Por eso mil cosas más gracias, gracias y mil veces gracias maestro. Mi hermano espero me puedas contar si Dios está vivo o muerto, pero tú si lograrás llegar al cielo, llegarás hasta el sol.

  3. Ángel dice:

    Gracias por estas palabras.

    Aunque solo me crucé con Henry en unos cuantos talleres de narración, debo decir que dejó una fuerte impresión en mí y que lamento no haber asistido a muchas más de sus presentaciones y talleres.

    Le deseo todo lo mejor a su familia y allegados en estos momentos.

  4. Luisa Gelvez dice:

    Descanse en paz mi gran amigo narrador… y que si arte sirva de inspiracion para nuevos artistas.

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