Grupo: Politécnico Grancolombiano, Vivarium Artes de la Escena (VAE) en co-producción con la Fundación PlatO – PlatEAU
Dramaturgia: Obra a partir de : Esperando a Godot de Samuel Beckett, Tiempo de Fiesta de Harold Pinter, Vista Despejada de Marius Von Mayenburg, La Columna Durruti de Emilio García Wehbi y los poemas Ítaca, de Konstantin Kavafis, y Cuaderno de un regreso al país natal, de Aimé Césaire.
Dirección: Alexander Morales
Elenco: Melissa Castro, Camila Cubillos, Natalia Fuentes, Alejandra Guevara, María Paula Maz, Laura Méndez, Paula Perico, Álvaro Rengifo, Natalia Rodríguez
Sinopsis: Una pieza escénica que reacciona a la pregunta: ¿Cuál es el teatro del absurdo contemporáneo en Colombia? La respuesta evidentemente no existe sino en la transposición de esa pregunta a un lenguaje en el que se confrontra, no sólo el estilo dramatúrgico europeo de los años 50’s, sino al quehacer artístico y a la actualidad socio política de Colombia. No cabe duda que el absurdo más aterrador y aberrante que vive la nación, es el de la violencia exacerbada, perpetuada y alimentada por el sindrome plutocrático y partidista que gobierna al país. De esa realidad se desprende la otra pregunta que trenza el trabajo creativo e investigativo de las Íthacas: ¿Quién desaparece a los desaparecidos? Nuestra realidad tangible es aquella en la que muchos de nosotros jamás nos hacemos preguntas cómo esta, es decir, hay cosas por las cuales nadie se pregunta. El habitante común de ciudad vive en una burbuja y su conocimiento de la guerra se limita a la pobreza de la información dada por los medios de comunicación y por la industria de la noticia rápida que circula por redes sociales. Como las respuestas de un artista nunca serán una verdad o una solución a estas problemáticas; Las íthacas soslayan desde lo femenino (cuerpo y pensamiento emancipado), lo efímero y la idea del viaje, la inminente realidad que abofetea nuestro cuerpo social: nuestros miles de desaparecidos tienen rostro más los perpetradores de la barbarie, No! Es así que, Las Íthacas se convierte en un viaje emocional, visual y sonoro que reverbera con los rituales de duelo, fé, fiesta y esperanza que aún baten con vehemencia en el pecho de familiares, personas y amigos de los desaparecidos en nuestra patria boba. Desde Las Íthacas el cuerpo emerge como la callada voz que espera en el silencio a los que sin estar están y seguimos esperando.