El mítico personaje, herido por la infidelidad de su esposo, reaparece en nuestra época con un nuevo punto de vista, original para unos y polémico para otros. Medea, una mujer brillante y sensible, se convierte en la metáfora del viaje al interior de si mismos y del encuentro con nuestra propia sombra, la cita ineludible con aquello que tememos, de lo que huimos y no podemos abandonar. Con esta puesta en escena, que aporta una nueva visión del drama griego en unión con el lenguaje audiovisual y la iconografía corporal, se intenta refrescar la visión de este clásico del teatro manteniendo la potencia y riqueza del texto original escrito por Eurípides.