Violencia, erotismo y gastronomía quedan así sencillamente unidos por medio de la acumulación verbal. En Notas de cocina García parece establecer un paralelismo entre la pasión culinaria y la pasión sexual, que se basa en ese constante ir y venir de lo crudo a lo cocido y lo cocido a lo crudo, en ese precario equilibrio entre lo brutal y lo frágil, entre lo físico y lo emocional, en la necesidad de alcanzar o preservar el punto (de frío, de calor, de cocción o de sal).