Chatentrevista con Julio Ferro

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Fotografía de Julio Ferro por Alterego

Julio Ferro es uno de los más destacados representantes del mimo clásico en Colombia y su recorrido artístico está cumpliendo 50 años. Su incansable labor sobre el escenario, con un punto de vista social y político y comprometido con la indagación artística por medio de la pantomima, lo hacen hoy en día uno de los personajes de nuestro teatro que siempre tiene por decir.

William Guevara Quiroz (WGQ): Julio, este año celebras tus primeros 50 años de vida artística… ¿Qué pasó en 1966?

Julio Ferro (JL): En el 66 llegue al teatro del Parque Nacional, encontrando personajes que marcaron mi vida como son Carlos Sánchez, hermano de Pepe Sánchez, Fernando Moncayo, Carlos Duplat y allí inicio mi vida al interior de las artes escénicas a partir de una convocatoria de conformación de un grupo infantil.

Por casualidades de la vida me entero de la iniciación de uno de los grandes del teatro, el nacimiento del teatro La Candelaria viendo la obra Marat/Sade en la Casa de la cultura, hoy teatro La Candelaria, que en ese tiempo se ubicó en la calle 20 con 13 costado oriental. Observando a estos actores, como a Gustavo Angarita en su participación protagónica, me generó gran entusiasmo por el quehacer del actor. Desde allí inicio una incursión en el teatro en cada una de sus vertientes: el circo, los títeres, la sala y secretamente el mimo.

WGQ: ¿Secretamente?

JL: Participe entonces en la conformación de grupos de teatro de la barriada y me mantuve muy cercano al teatro El Parque y es por ello que me gusta que hoy 50 años después, el teatro del Parque Nacional sea un referente para niños y grandes amantes de las artes en esta ciudad.

Porque alguien me propuso. En un ensayo de una obra de teatro realicé demasiadas muecas y fui expulsado de la sala de ensayo… algunos compañeros me sugirieron incursionar en la pantomima y el mimo, así que con los amigos y gente de El parque, acumule libros y videos de Chaplin y Buster Keaton, así que secretamente me sumergí en el mundo del cine mudo y gestual hasta encontrarme frente a frente con el gusto por la pantomima. Acompañe mi trabajo con mucha lectura, Grotowski, videos y cine mudo queriendo emular movimientos clásicos hasta llevarlos a la perfección.

WGQ: Te rodeaste muy bien para que sembraran en ti esa semilla tan joven, tenías un poco más de 10 años. ¿En qué momento te subes al escenario con tu primer trabajo como mimo?

JL: En uno de mis trabajos en el teatro El Parque. Una reconocida maestra del teatro, Beatriz Caballero, me observaba desde la cabina y se acercó después del ensayo a preguntarme si era mimo, pues ella me conocía como titiritero y actor… Seguidamente apareció ella con una trusa y unas zapatillas, me las regalo y me puso de inmediato una fecha, tres meses, para crear un espectáculo de mimo el cual llame El Parque, en honor a ese espacio que me acogía día a día.

WGQ: Y ¿de qué se trataba?

JL: Eran varios cuadros cortos referentes a situaciones recogidas al rededor del Parque Nacional, como el vendedor de globos, tengo ganas de helado, juegos mímicos, lo que está quieto se deja quieto, cosas cotidianas que veía y las trasforme en juegos dramáticos llenos de comedia, juegos muy chaplinescos.

WGQ: ¿Después de este arranque que pasó? ¿Te conectaste con otros artistas que estaban explorando en tu línea? ¿Ya se había trabajo en la década de los 60 la pantomima clásica?

JL: En Colombia poco movimiento, un actor llamado “Moncho”, otro “Troncoso” que realizaba cosas en televisión pero sus niveles técnicos eran primarios muy básicos. El teatro El Parque permitía confluir varias corrientes y allí relacionarme con otros artistas y realizábamos formación continua con diferentes directores como Jorge Vargas y Mario Matallana, Sergio Gonzales, y otros grupos de teatro, danza y artes plásticas. Compartíamos la experiencia del teatro laboratorio y la Creación colectiva. Fue allí donde inicie la creación de un grupo que se llamó “El signo”. Un trabajo en los barrios de la localidad 4 de San Cristóbal.

Referentes del mimo encontré. En esa época había mucho movimiento en Argentina y Chile, sobresalían los Nosbander, también José Vaca de Ecuador, Wilson Pico -el bailarín-, Elkin Giraldo de Medellín, de Perú Jorge Acuña y Mario Valdez, ya que Perú era un referente para América Latina y el mundo, y el gran movimiento teatral de Europa en cabeza de Marcel Marceau y la pantomima en Israel y Suiza, que sobresalían junto al clown ruso y el teatro negro checo.

WGQ: Tu grupo “El signo” ya tenía un lenguaje claro y era la pantomima ¿cómo fue recibido en la época, en dónde se presentaba, qué obras montaron?

JL: El grupo creo un propio lenguaje y un amplio recorrido por todas las universidades y teatros nacientes; obras con dramaturgia propia, era un grupo bandera del teatro contestatario, un boom en los años 60 y 70 tratando temas con alta estética basados en textos de Alejo Carpentier y la obra de Gabo. Realizamos toda una gira por Latinoamérica y Europa donde tuve una propuesta para acompañar a un grupo alemán como maestro de pantomima. Visitamos, Perú, Argentina, Ecuador, Chile, para saltar a Francia, Holanda, Suiza, Alemania, Bélgica, Australia, Republica Checa, Hungría, y fue en Alemania donde nos radicamos algún tiempo, en Múnich y Berlín, con una acogida maravillosa y apreciada por el público que se identifica con las propuestas del grupo. Este proceso de gira creo un intercambio cultural con grandiosos personajes y nos permitió reconocer el movimiento de la pantomima en países como Paraguay y Brasil, que luego visitaríamos recogiendo manifestaciones culturales en lo regional también, donde se encuentran elementos de la gestualidad y arte de la pantomima

WGQ: Julio, tu trabajo siempre ha estado ligado a una mirada política y social muy fuerte, no solo en el escenario sino en acciones con la comunidad, con acercamiento a los barrios, cárceles y municipios ¿Qué trae esto como consecuencia?

JL: Seguir formándome, es increíble lo que puedes aprender de otros… Seguir buscando en elementos indagadores de mi estética y ética; reconocer que lo que uno quiere decir pueda llegar de la mejor manera y despertar un grado de imaginación en todos los sectores, a partir de un ser artístico y un ser político interesado por la discusión y la solución amable. Las consecuencias son como la tierra, que da frutos de todo color y forma, pero que a la larga son frutos que alimentan constantemente, aprendí a ser un viejo terco pero sensato y sensible.

WGQ: Te hemos visto en grandes y en sencillos escenarios, en plazas públicas, pero también en aulas de clase con adultos y niños y sabemos que esto hace parte de la formación tan sólida y honesta que hoy celebras y celebramos contigo ¿Cómo es esto de enseñar el valor del silencio?

JL: Para mi enseñar es sensibilizar, reconocer la importancia que tiene el silencio hacia el interior del cuerpo como un sinónimo de libertad, es despertar y reconocer el abecedario personal de su cuerpo para poder escuchar su voz interior; Ver a través del gesto y el movimiento como estos se van transformando en un verso o poema, para que el espectador comprenda lo importante del silencio, como un rescate del ser, para manifestar sus diferentes opiniones sobre su mundo interno y externo.

WGQ: Como portador de toda una historia de la pantomima en nuestro país ¿Qué tanto ha evolucionado el teatro sin palabras en Colombia con respecto a la técnica, las propuestas y su público?

JL: Bastante, hay grupos y personas que a partir del trabajo fuerte, la preparación en escuelas y la investigación de los diversos géneros, subgéneros y manifestaciones están aportando a la visibilización y depuración de la técnica, como también a la construcción de dramaturgia. Los encuentros como Gesto vivo y festivales nacionales como internacionales, han alimentado la calidad del trabajo del actor gestual colombiano. El nivel en nuestro país es muy bueno con respecto a Latinoamérica y creo que en Colombia hay un reconocimiento importante de la técnica y del trabajo de un cuerpo expresivo, comunicativo y espiritual. Creo que si a niños y niñas los alimentamos en su infancia con elementos del arte y en especial del reconocimiento de su cuerpo como territorio, la educación en el país puede aumentar en sus estándares de calidad.

WGQ: 50 años es mucho tiempo, pero siempre faltan cosas por hacer. Julio ¿Qué tienes por hacer? ¿Cómo celebrarás estos cinco decenios dedicados a contar historias desde el sutil movimiento?

JL: Me estoy preparando para llevar a cabo un montaje de teatro gestual y corporal que llamaré El mundo me da vueltas, cuya idea es contar por primera vez con la ayuda de los medios y las redes sociales para hacer una vinculación en el proceso del montaje y que el público pueda aportar expresiones e ideas, como también poder seguir paso a paso los avances. Recorrer lugares de mi hermoso país para llevar talleres y experiencias que puedan ser compartidas y sirvan como aporte al movimiento gestual y la pantomima en la formación de nuevos actores y público. Y también es mi deseo disfrutar de la naturaleza, la música y lo que me interesa para poder seguir aprendiendo. Espero reunirme con algunas personas que me han acompañado en el camino y compartir anécdotas de vida artística y visitar a Fernando Moncayo, un café con Carlos Sánchez y mis viejos compañeros de teatro, Julio Gómez, los hermanos Efraín y David Hoyos, el maestro Jaurez Naranjo y algunos de mis estudiantes, en fin, con todos los colaboradores en este proceso a quienes agradezco por caminar de mi lado… espero un encuentro para dar un abrazo por sus aportes.

WGQ: Julio… ¿quieres gritar algo?

JL: Me gustaría llevar mi voz lo más alto, para decir que es importante en Colombia un mejor reconocimiento para el arte y la cultura, sin mayores limitaciones, pues creo firmemente que el “arte educa”.

WGQ: No hay lugar a duda, y que tu voz sea escuchada. Julio, mil gracias por permitirnos conocer esa tarea tan generosa, por tu tiempo y por dejarnos conocer un poco de tu historia que es parte de nuestra historia teatral. Un especial abrazo.

JL: Un abrazo enorme. Muy agradecido por este tu valioso tiempo para escuchar mi silencio.

4 Responses to Chatentrevista con Julio Ferro

  1. Alexander Montoya dice:

    Los mejores deseos Julio en ese medio siglo de aportes al teatro Colombiano. Un abrazo.

  2. German Espinosa dice:

    Muchisimas felicitaciones Julito. Que los Dioses de la Escena te sigan protegiendo en gran bienestar social, saludable y economico. Necesitamos que Colombia este llena de artistas y Mimos como Tu. Abrazos por esos primeros cincuenta años, y algun dia esperamos verte por aqui por Natagaima-Tolima. German

  3. Lorena Rodas dice:

    Maestro, mis saludos para usted y mis felicitaciones un fuerte abrazo le deseo lo mejore esperando pueda seguirnos entreteniendo cada día con sus ocurrencias. Un abrazo!! Lorena.

  4. Leopoldina dice:

    Un saludo muy especial Julio, esperamos tenerlo pronto por Bolívar. un abrazo felicitaciones por esos 50 años en ese bonito arte del teatro.

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