Aunque el teatro es un conjunto de experiencias humanas-vividas tanto por los artistas como por el público, dos montajes de la cartelera teatral bogotana han desarrollado propuestas en donde a la suma de esta experiencia emotiva,  está la de exaltar la participación de los sentidos, opacados en primera instancia por la vista.

Un noviazgo en 1920 de Álvaro Salmón Becerra y dirigida por María Eugenia Penagos y Tata Guzmán, e Histeria escrita por Carlos Carvajal y Jimmy Rangel y dirigida por este último, son dos obras que le apuestan a una relación con el público en donde este, desde una experiencia completamente cognitiva, vive su experiencia teatral.

En la obra del Círculo Colombiano de artistas y que se presenta a partir del 19 de junio en el Teatro Bernardo Romero Lozano, Un noviazgo en 1920, se utilizarán técnicas del antiguo formato de radio-teatro pero agregando la posibilidad de percibir texturas, olores y sabores.  En este espectáculo diseñado para personas en estado de discapacidad visual, pero también para todo tipo de espectador, el público entrará a una sala completamente a oscuras variando a penumbra en donde se desarrollará la historia.  La experiencia comienza desde cuando se llega a la sala, pues es el público es recibido con bebidas aromatizadas y un programa de mano en alfabeto Braille. Esta obra ganó premio de innovación dentro de los proyectos de Salas Concertadas del IDARTES 2014.

Y en Histeria que cierra temporada esta semana en la Casa del teatro nacional, el 80%  de la obra se realiza a oscuras. El espectador tiene la oportunidad de entrar en el universo del personaje que está pasando por el duelo de la pérdida de su visión y al público se le brinda la oportunidad de estar en sus zapatos. Sensaciones como el viento, la brisa marina y otras experiencias relacionadas con el sentir sin conexión visual, son elementos que redondean esta propuesta que nace de apuestas similares en otras latitudes del mundo.

Ambas, dos experiencias a las cuales hay que echarles un ojo.