El 27, 28 y 29 de marzo a las 8:00 p.m. en el Teatro Jorge Eliecer Gaitán se presentará al público bogotano la obra El silencio de las cosas rotas dirigido por Katalina Moskowictz, proyecto ganador de la Beca de creación multidisciplinar del Idartes 2013 – 2014.

La obra es un proyecto en el que confluyen el teatro, la danza, la música y el video, en donde artistas de importante presencia en sus diferentes áreas, se han unido con el fin de entrelazar una puesta en escena coral intensa y poética, donde las pérdidas serán las protagonistas. La directora de este proyecto ha invitado a los dramaturgos Carlos Enrique Lozano, Felipe Botero, William Guevara Quiroz, Pedro Miguel Rozo y Erik Leyton para escribir sobre la pérdida y a partir de estas historias originales y un cuento de Juan José Millás, ha puesto en la escena de la mano de cuatro actores y cuatro bailarines del colectivo Cortocinesis, a interpretar estas seis visiones particulares, que con el apoyo en la dirección de arte y video de Felipe Camacho y las composiciones sonoras realizadas por Sergio Mejía, Santiago Mejía y José Vega de la reconocida banda La 33, hace de esta apuesta teatral un evento al que hay que dirigirle la mirada.

La desconcertante evaporación de una casa, un hombre perdido en un bosque que intenta sobrevivir al doloroso final de un matrimonio, la inexplicable desaparición de un hijo que hace que unos padres se mientan y construyan sus propios rituales secretos, el terrible relato de una niña que por enésima vez, tiene que contar con detalle la forma como fue asesinado su padre sin poder olvidar los ojos del asesino más hermoso del mundo, un amor platónico que termina con el vencimiento de una tarjeta de crédito y finalmente una mujer extraviada que va perdiendo la capacidad de recordar los colores y las palabras hasta olvidarse de sí misma, son las historias que conforman una polifonía que repasan las distintas formas de vivir una pérdida, a veces con mentiras, a veces con resignación y otras, por qué no, con humor.

Cualquier pérdida deja una huella a veces tan honda, que se vuelve un pedazo de algo roto cuyo único rastro es un silencio, un silencio que obliga a los protagonistas de cada una de las historias que componen la obra El silencio de las cosas rotas a buscar, a su manera, una forma de sobrevivir a la ausencia.