Esta propuesta surge ante la calamidad del aislamiento preventivo y desde allí pensarse el encierro como insumo creativo y espacio de reflexión. El texto y el montaje están inspirados en la estructura de thriller psicológico; películas como Los Otros y El Guasón sirvieron como referentes, ya que sus personajes principales sufren un tipo de demencia psicológica propiciada por traumas y experiencias vividas. Se juega con elementos poéticos, recursos lumínicos y una secuencia de acciones físicas. También se invita al espectador a tener un rol activo dentro de la historia como voyeur o personaje interpelado. La propuesta explora el acercamiento a algunos códigos teatrales desde el registro audiovisual, uno de ellos es el distanciamiento que en el teatro se expone como una ruptura de la cuarta pared con textos (acotaciones) que apelan de forma directa al espectador; a modo comentario y que en el vídeo se explora desde cortes narrativos que irrumpen en la linealidad del texto. El monólogo tiene una estructura circular que permite al espectador reconstruir la historia e ir descubriendo qué es lo que hace hablar al personaje, cuál es el misterio que no puede, ni quiere revelar, pero que finalmente termina contando. Lo que se consolida entonces en la historia de Ariadna, una mujer que le habla a un desconocido revelándole algo que siempre quiso ocultar. El monólogo expone un personaje que enfrenta su más profundo secreto tras encontrarse con un desconocido después de estar en un periodo largo de soledad. Este texto esta también inspirado e el texto dramático del dramaturgo Diego Fernando Montoya «Naturaleza con Mujer Muerta en la Ventana»