Estudiante de último semestre de Comunicación Social y periodismo de la Universidad Central, jefe de comunicaciones del Teatro La Mama y La Comedia Teatro, actriz del grupo de teatro de la Universidad Central. Apasionada por el teatro, con publicación de algunos de sus artículos a cerca de teatro y notas culturales.
Dicen que cada persona debe vivir con una pasión dentro de su ser para no morir de desconsuelo o rutina, para sentir que algo tiene sentido y continuar. El teatro es ese sentido que encuentro cada día, no sólo cuando subo a un escenario, cuando lo veo, lo siento y se convierte en mi pasión; por eso cuando empecé a recordar las mejores puestas en escena que he visto este año, fue un momento especial y complicado, Bogotá es una ciudad llena de expresiones artísticas diferentes, novedosas y encantadoras, y la movida teatral cada vez es más amplia y es difícil ver todo lo que en las noches capitalinas está surgiendo; sin embargo, ha sido un año lleno de tablas, montajes, actores y sensaciones que produce sentarse una hora o más a perderse en mundos nuevos.
1. El álbum: Colectivo teatral La Troupe / Director: Javier Riveros
La salita de La maldita vanidad recibía a dos ancianos con narices rojas. Fito y Lila representan ese imaginario de amor que con los tiempos modernos se pierde poco a poco, pero no sólo es una construcción de dos enamorados que juegan, viven y atraviesan ese álbum llamado vida juntos y tomados de la mano, sino que la música, las bellas actuaciones de Juanita y Diego Figueroa, la técnica de clown y teatro silente, la escenografía, los elementos y la forma como nos introducen en sus alegrías y tristeza son la composición perfecta para que el álbum sea de esas obras sencillas, bellas y que mueven todas las fibras; cada vez que recuerdo este montaje me dan unas ganas increíbles de repetirlo y por qué no de volver a creer en las historias de amor.
2. Camargo: La congregación / Director: Johan Velandia
“Hay personas que nacimos para enseñarle al mundo que la maldad existe” con esta frase la obra Camargo es un lienzo de maldad, resentimiento, miedo, locura y crímenes de un personaje de la vida real, interpretado por Johan Velandia, quien logra una actuación junto con sus compañeros de escena, espectacular, llena de matices y sentimiento. Camargo es sin un duda uno de los mejores dramas que pude ver este año, es una obra que busca intervenir al público en la cotidianidad, miedos, venganzas y resentimiento de este hombre, donde con una mesa construyen todos los escenarios por donde transitan los personajes, y al final, uno sale de la sala anonadado.
3. Cómo regresa el humo al tabaco: La barracuda Carmela / Directores: Felipe Vergara y César «Coco» Badillo
El Teatro Jorge Eliecer Gaitán fue el escenario para tres horas de teatro. Esta puesta en escena dividida en tres actos es la definición de locura, bellas imágenes, excelentes actuaciones y una bella sinfonía. El segundo acto fue mi favorito, en este los objetos eran los protagonistas y nuevamente el teatro servía para construir una bella metáfora de aquel mundo capitalista que nos rodea saturado de objetos, de consumo, y de personas que se convirtieron y nos vamos convirtiendo poco a poco, en un objeto más o un maniquí de este absurdo y abrumador mundo capitalista.
P. D.: La intervención como maestro de ceremonia del cantante, compositor y poeta Edson Velandia otorgaba a esta gran puesta en escena el toque de humor, burla y sátira perfecto.
4. Kilele: Varasanta / Director: Fernando Montes
El momento en mi vida en que tuve el placer de ver está pieza teatral de Varasanta estaba muy reciente ese 2 de Octubre donde muchos sentimos que nuestros deseos de transformación y de paz eran arrebatos, absurdos y torpes, ese día en que muchos nos sentimos confundidos y en especial los artistas que por mucho tiempo en nuestro país han plasmado esa violencia, miedo y dolor que ha dejado tanto tiempo de guerra. Era imposible no asociar cada imagen, letra e instante de Kilele con nuestros sueños rotos; sin embargo, lo que hacía especial ese momento era que nuevamente el arte demostraba, con su capacidad de construir a través de un lenguaje poético, metafórico y estético, una realidad tan dolorosa e irrumpir en nuestra sociedad. Recuerdo una de las escenas que más me conmovió de este montaje… hace mucho tiempo no sentía la necesidad de llorar y salir corriendo porque había algo en esos rostros que morían en escena, reflejos del desconsuelo de las víctimas del Pacífico colombiano reclamando instantes de paz y tranquilidad en sus vidas.
5. Los tiempos del ruido: Teatro La Mama / Director: Rodrigo Sánchez
Tal vez Los tiempos del ruido es el reflejo más claro de aquel teatro experimental que nació en Bogotá con influencia de La Mama de New York. Esta obra se divide en cuatro tiempos que experimentan sus personajes, y el personaje más grande: la ciudad, nuestra ciudad, Bogotá. Todos los capitalinos o aquellas personajes que infortunadamente o con alegría y orgullo nacimos en este espacio que cada día colapsa, nos enreda y nos envuelve; deberían ver está pieza que es un reflejo de cada lugar, cada sensación y cada personaje que transita en las calles, los portales, los vagones, las esquinas y los techos escondiendo misterios, muertes, miedos y amantes. Los tiempos del ruido es una pieza que se necesita ver dos, tres y hasta cuatro veces para lograr captar cada instante, metáfora, y lograr descubrir cada matiz y mentira de estos personajes encarcelados en la tempestad y el ruido de Bogotá.
6. Homenaje a la Libélula Dorada: Teatro y títeres Libélula Dorada / Directores: Iván y César Álvarez
Dos hermanos, Iván y César Álvarez decidieron regalarle a la rutina, cansancio y estrés de la vida: islas Acracias, peores señoras del mundo, espíritus lúdicos, piratas, marionetas, criaturas pintorescas, animales que se resisten a cruzar el puente, para enredarnos en un mundo mágico al cual deberíamos escapar para salvarnos del agobio de la ciudad. Decidí escoger no una obra de ellos, sino un homenaje que se les rindió por su vida, esfuerzo y dedicación en el Teatro Jorge Eliecer Gaitán, oportunidad para agradecerles por la labor tan enriquecedora que han hecho para la sociedad en un homenaje tan merecido, en un espacio para ver fragmentos de sus mejores creaciones. Este año me encontré con esa bella Libélula Dorada que me devolvió sonrisas, lágrimas y ganas de seguir soñando. Desde hoy me declaró una fan número uno de estos niños con canas que tomaron el mejor camino, nunca crecer.
P. D.: Por fortunas de la vida este día volví a ver en el escenario al querido Edson Velandia, como un plus de la noche, siendo la combinación perfecta para decirles gracias a los libelulos dorados de Colombia.
7. Donde se descomponen las colas de los burros: Umbral Teatro / Director: Ignacio Rodríguez
Cuando recuerdo esta obra, uno de los montajes más bellos escritos por Carolina Vivas, me cuestiono, cuántas obras más necesitamos para entender lo complejo y fuerte que ha sido la violencia en este país, y la necesidad de empezar habitar un espacio diferente, o quizá sea a la guerra a la cual debamos agradecer qué existan trabajos tan bellos como Donde se descompone la cola de los burros. Un relato donde el tiempo es distante y uno no logra reconocer cuando están vivos o muertos, o en que dimensión de su realidad están los personajes. Este montaje como suele hacerlo Umbral Teatro se inspira en un fragmento de nuestra sociedad, y en este caso le da vida a ese conflicto llamado “Falsos positivos”, construye una metáfora desde el duelo, miedo y angustia de los padres, de los jóvenes y de los ríos que se llevaron algunos futuros muertos.
8. De peinetas que hablan y otras rarezas: Umbral Teatro / Directora: Carolina Vivas
Sin duda este año uno de los protagonistas de la movida teatral fue Umbral Teatro por sus 25 años de trabajo a la cabeza de Carolina Vivas, en mi concepto, una de las mejores dramaturgas del país. Tuve la oportunidad de ver en el cierre del Festival de Teatro de Bogotá De peinetas que hablan y otras rarezas, y perderme en el mundo de Josefina y su perro. Una historia bella que nos refleja la vida de unos personajes comunes de la ciudad, los habitantes de la calle, los recolectores de basura, esos personajes marginados, pero que en el encanto del teatro se les da todo el protagonismo para que brillen desde su interior. La obra es un trabajo que indaga en recursos audiovisuales y cinematográficos, y logra construir desde la simpleza escenas que se escapan de nuestra realidad, y nos transportan a mundos donde habitan personajes como José Asunción Silva, y se encuentran peinetas y rarezas que hablan, juegan y crean arte.
9. Labio de liebre: Teatro Petra / Director: Fabio Rubiano
Aunque este año no fue la primera vez que tuve la fortuna de ver Labio de liebre, si tuve la fortuna de poder escribir mis obras favoritas del 2016, y recordé que este año pude ver nuevamente este trabajo. Creo que las palabras y el espacio se quedan cortas para hablar de una de las obras que más marco mi vida y me hizo apreciar el teatro, y cuando hablan de Labio de liebre o Fabio Rubiano, solo recuerdo ese día en que el Teatro Colón abrió sus telones y dio vida a toda una metáfora de nuestra violencia, demencia, forma de pensar, de sentir, de nuestra insensibilidad, de nuestra adaptación a la guerra y el dolor, que también me enseño que hay recursos como el arte para irrumpir, decir y construir nuevas realidades. Fue una de las experiencias más bellas que me ha regalado el teatro, desde sus palabras tan disientes, hasta su forma tan absurda de hacer reír en instantes donde la lógica de la vida sólo traería llanto y desesperación; solo espero que la vida y el teatro nos regale Labio de liebre pa’mucho rato.
10. La visita de la vieja dama: Teatro Malandro / Director: Omar Porras
Aunque no es obra propiamente colombiana, su director Omar Porras colombo-suizo la trajo en el marco del Festival Iberoamericano de Teatro, y no podía dejarla por fuera de mis diez mejores obras del 2016. Esta obra cautiva no sólo por su trama, la propuesta de máscaras que trae el grupo hace que se construya una especie de falsedad, engaño y mentira entre los personajes que desde su personalidad evocan estas emociones. Fue una de las mejores experiencias del Festival Iberoamericano de este año.
Bonus track
Los inquilinos de la ira: El arte dramático o la labor de ser actor se construye desde pequeñas bases como la academia, debo resaltar una de las obras más bellas que vi, y quizá la mejor de estudiantes de arte dramático. Los estudiantes del Teatro Libre, dirigidos por Juan Sebastián Rincón, apostaron por poner en las tablas Los inquilinos de la ira de Jairo Anibal Niño, un relato bello, doliente y que indaga en una de las problemáticas más crudas del país. Cuatro familias con distintos matices, problemas y futuro se encuentran para ubicarse en un lugar donde no estorben y sentirse dueños de algo. En verdad fue una bella puesta en escena desde la escuela, con una creación de imágenes, personajes y conexiones que lograban conectar, conmover y porque no hacer reír.