Los festivales del sur se manifiestan

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Con una decidida mirada política y social, los grandes festivales latinoamericanos de comienzo de año se hicieron sentir.

En el pasado enero de 2020, se realizaron los festivales de teatro Santiago a mil en la capital chilena, y el Festival internacional de Buenos Aires – FIBA en Argentina. Ambos eventos se llevaron a cabo con la esperanza de un año nuevo, pero enfrentando las circunstancias sociales que nos ponen contra la pared este final de decenio.

Las manifestaciones bautizadas como Chile despertó fueron el contexto para el Santiago a mil 2020. La crisis que atraviesa el país del sur detonó en protestas al saberse el alza del combustible, empujando a los ciudadanos a las calles a demostrar su descontento frente a las políticas actuales. Esta revolución social, que nació el 18 octubre de 2019, desembocó en actos de violencia y saqueos, que suman muertos, heridos y una economía fracturada. Sin embargo, también generó acciones pacíficas contundentes en donde el arte se convirtió en una bomba mólotov.

Acciones tan poderosas como lo sucedido en la gran e histórica protesta del 25 de octubre de 2019, al ser cantada por la multitud la canción El baile de los que sobran de la agrupación Los prisioneros, fue un acto de unidad social que representó el malestar de los chilenos ante el seudoexitoso modelo económico y social en el que viven. Y el performance participativo Un violador en tu camino, propuesto por el colectivo feminista chileno Lastesis (en la foto de Claudia Rojas de Teatroamil), expuso la desigualdad y violencia de género y la despenalización del aborto. Un acto en formato de flashmob, en el cual una canción y una coreografía eran interpretadas por cientos de mujeres con los ojos vendados con una tela negra y una pañoleta verde en una de sus muñecas. La experiencia ¡artística! fue replicada en diferentes lugares del mundo.

Estos eventos enmarcaron una nueva versión de Santiago a mil, que se llevó a cabo entre el 3 y el 26 de enero de 2020, y que tuvo como lema El poder de actuar. Uno de los más destacados festivales teatrales de Latinoamérica, atendió la crisis en la que se encuentra su país y convocó por medio de diferentes actividades no solo teatrales, al diálogo, a la discusión, al cuestionamiento, a la búsqueda de soluciones y todo esto desde el «actuar». Pero no como hecho relacionado a lo representativo sino como el verbo que crea acción y decisión, principios fundamentales que a veces se nos olvidan en el escenario. Con cabildos culturales, actividades al aire libre (algunas de ellas canceladas por las manifestaciones) y una programación en la cual varias de las obras atendían una postura política, se realizó una nueva edición de este festival que no se hizo el «tuerto» (se estima que 352 personas perdieron la visión parcial o total por la represión de la fuerza pública en las protestas) ante el proceso social que enfrenta su sociedad.

Y mirando hacia otra esquina en donde la desigualdad brota, el Festival internacional de Buenos Aires – FIBA, que se realizó entre el 23 de enero y el 1 de febrero de 2020, la curaduría del evento invitó a ser parte de la programación a obras que planteaban circunstancias de violencia de género, discapacidad, transexualidad, eutanasia, como parte de los cuatro ejes temáticos que delineaban la reciente edición del encuentro: género y diversidad, ambiente, discapacidad e integración y tecnología. Contenidos que paralelo a lo artístico estuvieron acompañados de debates y charlas.

Esta tan solo es una evidencia de que el arte es de armas tomar, por si alguien lo dudaba.

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