La obra toca aquellas fibras humanas que guardan la memoria de los dolores y las tragedias que dejó el conflicto armado. Los espectadores colombianos, como individuos y como colectividad pueden reconocer muchos signos que los identifican con el personaje , una mujer golpeada por el secuestro y la desaparición de su amado. Ella transita del amor al dolor, del dolor a la negación, de la negación al delirio y finalmente después de 10 años de búsqueda acepta que el desapareció para siempre y decide enterrar el luto celebrando en una hermosa playa.
Flora siente bullir la vida dentro de sí, reconoce su valor sagrado y decide enterrar su duelo y trascender a su propia condición de víctima. Literalmente decide «vivir la vida» que aún tiene. Flora manifiesta el espíritu de resiliencia con el que los colombianos hemos debido superar los dolores y las pérdidas que han dejado las interminables guerras.
Proyecto de: Mi Compañía Teatro en Coproducción con Nordisk Teaterlaboratorium, Odin Teatret – Dinamarca
Dirección: Else Marie Laukvik
Dramaturgia: Mérida Urquía
Elenco: Mérida Urquía
Foto: Carlos Mario Lema


