Cádiz 2024, la fiesta continúa

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Por Carlos Bernal

Actor del Teatro Experimental de Cali – TEC entre 1968 y 1978.

Radicado en España desde hace más de 40 años.

Actualmente se desempeña como director, docente y dramaturgo.

Pronto serán 40 años del Festival Iberoamericano de Teatro – FIT de Cádiz. Han pasado rápido y dejando huella. Un festival con frágil presupuesto que, aun así, goza de buena salud. En esta edición conformaron el programa veinte funciones que representaban a Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, España, Portugal, Suiza y Uruguay. En la variedad de las propuestas radicó el mayor interés del evento; fusión y mezcla de géneros, del rito casi ceremonial y estilizado a espectáculos irreverentes y alborotadores, exuberantes.

Mestizaje de ideas y estilos, fronteras permeables que se suman al mapa de perfil impreciso que conforman hoy las artes escénicas: buscando la excelencia y la aprobación del respetable, no siempre conseguidas pero algunas veces, sí. Acierto innegable es la convivencia que desde sus inicios el FIT permite y estimula, un rasgo diferencial de este festival. En el hotel, en las comidas, en los bares cercanos a las salas, después y antes de las funciones se escuchan acentos y temas variados en sinfonía permanente, asuntos diversos sobre los que se asiente o difiere: las obras vistas y las circunstancias, el caldo de cultivo donde se han creado, valen anécdotas divertidas o reflexiones sesudas. Lo contrario de la Torre de Babel.

Los cómicos se tomas las calles de Cádiz, las plazas, centros educativos, salas, espacios no convencionales…  Paralelo a esto acontecen en las instalaciones del Festival reuniones para la reflexión, exposiciones, proyecciones en las que se celebra, la belleza, la humanidad, la libertad… la vida. El domingo el Truka Circus aireó una bandera Palestina y una pancarta que pedía el fin de la guerra, quedó bonito.

Las salas estaban llenas, eso es lo que valida al FIT, el público se divierte y procesa las obras en sus diferentes formas con sus diferentes temáticas, complicadas o aparentemente ingenuas. En cualquier caso reconocen y aplauden el esfuerzo que hay en cada una de ellas.

De Bolivia, Palmasola – Un pueblo prisión, por Klara Theaterproduktionen.

Sobre los sueños y las pesadillas de los presos en la cárcel y la vida cotidiana tras las rejas, en Santa Cruz, Bolivia; mujeres y hombres confinados en un centro penitenciario donde mandan la violencia y el dinero, si no manejas esto estás perdido. Formas teatrales buscando la poética para representar el horror y el patetismo del día a día en esta situación de “¡Dios mío, tierra trágame!”. Lo consiguieron. Ritmo intenso, siempre álgido. Mantener ese nivel requiere un esfuerzo mayor; sostenerlo apoyándose mucho en el volumen alto de las voces puede llevar a la falta de matiz, se extrañan silencios; se incrementa el ritmo pero se reciente la melodía.

Una experiencia itinerante que juega con elementos sensoriales, la proximidad del público, la utilización del espacio, la luz, etc. Los espectadores seguimos al milímetro el devenir de los personajes, nos conmovían y nosotros admirábamos el buen hacer de los intérpretes, su sinceridad y entrega a la hora de abordar este tema tan escabroso.

De Portugal, Julio César, creación colectiva por Compañía Do Chapitô

De Lisboa, viejos conocidos y asiduos de Cádiz. Un grupo que al ser un equipo estable de actores y director ha conseguido un estilo propio: mezcla afortunada de buenos actores y clown. Les caracteriza su forma descamisada pero respetuosa de acercarse a los clásicos. Siempre dos actores y una actriz. Los he visto contarnos en clave de humor las vicisitudes trágicas de Hamlet, Electra, etc, etc; Esta vez le tocó el turno al generalísimo Julio César. Chapitô con su trabajo, siempre limpio a pesar del barroquismo en el gesto, expone ágil y efectivo, lo que ellos consideran fundamental y actual en la historia del emperador romano y su combo de senadores cuchilleros. Lo que aparece fácil de entender y genera carcajadas, es humor envenenado cargado de profundidad, ironía en su punto de vista respecto de los imperios y las dictaduras, la amistad y el poder, la política y las guerras. Esto servido desde la mirada socarrona y desopilante del clown es para el público y los festivales apuesta segura.

Me parecen un buen ejemplo de la propuesta de Brecht, divierten y enseñan de nueva manera algo que ya dábamos por sabido. Con pocos elementos contaron una “epopeya”. La trama y los personajes de Shakespeare fueron reelaborados, no traicionados. Salud.

De España Forever de Kulunka teatro

Peninsulares. Lenguaje de actores y máscaras, sin texto; su propuesta sofisticada, su estética elegante, subraya los conflictos y las situaciones que sus dramaturgias agencian. En sus espectáculos agridulces la ternura y el dolor se disputan la escena.

En esta ocasión la familia y sus integrantes materializan la historia. Esas relaciones perturban y emocionan. Hay belleza y poesía en sus funciones. Esta pieza nace de un proceso de creación colectiva conducido por Iñaki Rekarte, cocida a fuego lento, deja buen sabor de boca. Hoy por hoy Kulunka es una de las compañías españolas con más presencia nacional e internacional. Me gustará ver más obras suyas.

Bonobo de Chile presentó Temis (en la foto) de Pablo Manzi.

Esta compañía actúa por tercera vez en el FIT. Su obra contó el desconcierto y el consabido crujido de los roles familiares al aparecer una hija natural de la que nadie sabía su existencia. De aquí en adelante sucederan cosas al interior de esta familia emprendedora y acaudalada, sorpresas que van llevando acertadamente al desenlace final. La obra se deja ver bien. Transcurre ágil, con buenos diálogos, abundan el humor y la ironía salpicados de algunas pinceladas surrealistas, como la irrupción, en un apartamento burgués del Santiago de hoy, de dos criaturas de Comic: una cíclope sexi y un troglodita bastante atolondrado.

Empieza la obra y su decorado naturalista y los primeros compases del espectáculo nos hacen presagiar un teatro “realista” casi lo que podría ser, exagerando, un “teatro de sofá”, un argumento cercano a las telenovela. Muy pronto desde el escenario nos llegan imágenes y textos que no son para nada eso, lo contrario, sorpresas y buen hacer teatral. Lo que podríamos llamar buen teatro. Sin aspiraciones “descrestadoras” una buena jornada teatral.

Reseño solamente estos cuatro espectáculos porque no los pude ver todos. No podré referirme aquí al buen hacer de compañías como la Guillermo Cacace con su Gaviota argentina, o a L´Explose Danza y Paloma Hurtado de Colombia – España; a Marea Teatro del Uruguay; o Alberto Cortés y Eduardo Guerrero españoles, etc…

Algo que ha sido constante en el FIT son los espacios para ventilar asuntos cercanos a la creación teatral Iberoamericana, este año por ejemplo y entre otros, los encuentros alrededor de Latidos de ida y vuelta, coordinados por Amarante Osorio; hablaron los críticos, los gestores, dramaturgos, directores, gentes de diferentes disciplinas. Sostienen o cuestionan según su experiencia, su realidad y sus anhelos. En Cádiz no se pondera la uniformidad, se acepta y defiende la diversidad de formas y propuestas para escuchar amplitud de ideas. Es el público quien avala los espectáculos, un buen termómetro que orienta a los creadores. Imagino que lo que busca la mayoría de la gente de teatro es dar sentido a sus escenas, fuertes o tiernas, recrear con belleza el devenir cotidiano.

El público y el encuentro intercontinental de los artistas son la razón de ser del FIT.

Para la próxima edición habrá nueva dirección, ojalá que a este director o directora lo anime y lo oriente en su trabajo el deseo de dar larga vida al Festival, facilitar el periplo de sus naves de ida y vuelta, el mar que está allí, que nos une y nos separa, asiente.

Se agradecería que la organización del FIT de Cádiz facilitara la circulación de algunas de las obras por otras cuidades de la península. Seguramente para las compañías que vienen de allende los mares es un esfuerzo grande venir hasta la bahía de Cádiz hacer una o dos funciones y regresar, con lo ancha que es La Mar Oceana.

En todo caso hay nivel, hay público y ganas de seguir compartiendo.

La fiesta continua.

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